El bachillerato lo estudié en un colegio religioso concertado en la ciudad de Toledo, Nuestra Señora de los Infantes, fue una buena experiencia, tanto en lo académico como en lo personal, encontré buenas personas con las cuales a día de hoy conservo la amistad, de este colegio me gustaría hablar de mi profesor de matemáticas en bachillerato y en COU, su forma de enseñar logró que el aprendizaje en este área fuera no sólo más llevadero y sencillo, sino que despertó en mí una preferencia por el estudio de las matemáticas, por ello al finalizar el instituto decidí estudiar la carrera de administración de empresas, en mi paso por la universidad aprendí muchísimo fue bastante gratificante, sobre todo en lo personal, la carrera me gustaba, aunque es una carrera complicada, sobre todo a mí se me hizo más difícil al final, puesto que comencé a trabajar y tenía cierta responsabilidad en el puesto que desempeñaba, ya que tenía unos objetivos que cumplir. El mundo laboral es muy diferente a la universidad, desempeñé varios trabajos en departamentos de administración en varias empresas, aprendí muchas cosas. Hasta hace dos años no me había dado cuenta que lo que de verdad me gustaba era la formación, lo descubrí en mi ultima empresa cuando me contrataron para impartir los cursos de formación de producto, me sentía mejor desempeñando este puesto. Además he sido voluntaria de una asociación de discapacitados psíquicos en Toledo (Apanas),y prefiero desempeñar un trabajo en el cual mi labor o función sea fundamental para la sociedad que dar beneficios a una empresa. Y a partir de ahí me planteé la decisión de estudiar la carrera de magisterio como habían hecho dos de mis hermanas, al principio tenía dudas porque era como volver a empezar de nuevo, recuperar el hábito de estudio, pero tuve mucho apoyo por parte de mi madre y de mi marido, y a día de hoy creo que tomé una decisión correcta.
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